ARTÍCULOS SOBRE LA EVOLUCIÓN DE LA PRESENCIA DE LA MUJER EN LA SEMANA SANTA DE CAMPO DE CRIPTANA
ELENA DE LA GUÍA RAMOS
“ECHANDO LA VISTA ATRÁS”
Mis inicios en una cofradía
llegaron con mi adolescencia. Pertenezco a una familia respetuosa con las
tradiciones de Campo de Criptana, pero no especialmente vinculada al mundo
cofrade. Mi padre fue hermano de la Hermandad de Jesús Nazareno desde su
nacimiento por tradición familiar pero, tras su niñez, nunca volvió a vestir la
túnica de nazareno, tampoco fue andero ni perteneció a ninguna banda de
cornetas. Nunca faltábamos a una procesión, pero nunca vivimos el ambiente cofrade en mi casa.
Cuando tenía unos 15 años, decido
hacerme hermana de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María
Santísima de la Soledad. A través de un amigo de mi padre que pertenecía a la
Junta Directiva, empiezo a interesarme más por este mundo y a empezar a
colaborar en la hermandad.
Recuerdo las primeras Asambleas a
las que asistí, sólo asistían hombres, a pesar de que el número de mujeres en
la cofradía era muy similar al de los hombres. Más tarde me di cuenta de que las mujeres
participaban y trabajaban mucho en la hermandad, pero existían unos roles
establecidos muy definidos y cerrados. No había mujeres en la Junta Directiva,
pero había muchas mujeres que se encargaban de las labores de cuidado de
enseres, indumentaria de imágenes, vestimenta, etc. A pesar de ello, yo pertenezco a una época en
la que en las cofradías ya se empezaba a sentir la necesidad de que las mujeres
participásemos más activamente en el desarrollo de las mismas.
Tras unos años, animada por mis
compañeros, decido presentarme a unas elecciones para formar parte de la Junta
Directiva de la Hermandad. No fui la primera, aunque durante un poco tiempo fue
la única mujer que formaba parte en ese momento de la Junta Directiva. Muy
pronto me siguieron otras compañeras.
Durante los años que formé parte
de la Junta, se fueron sucediendo cambios, de forma lenta, en la organización
de las distintas Hermandades de Criptana. No sólo las mujeres participaban más
en la actividad de las cofradías, cada vez había más mujeres en las distintas
Juntas Directivas y además estas mujeres empezaron a tener cargos relevantes,
como responsables de Secretaría, Tesorería, e incluso en la Presidencia de una
hermandad. Por esta razón, las mujeres entran también en la Junta General de
Cofradías.
Paralelamente al cambio dentro de
las hermandades, las mujeres empezaron a ser anderas. De tal modo, que hoy en
día es habitual ver cuadrillas de anderos formadas tanto por hombres, como por
mujeres. En el plano musical, si bien es cierto que dentro de las bandas de
música siempre ha habido mujeres, comienzan a unirse también a la banda de
cornetas y tambores Cristo de la Elevación y también de forma muy activa y con
mucha representación en la A.M Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Por tanto, “echando la vista atrás”
a lo largo de los últimos veinticinco años, la evolución ha sido más que
evidente, gracias al empeño de hombres y mujeres y a la creencia que debemos
tener en que haciendo las cosas juntos, todo sale mucho mejor.
SONIA MANJAVACAS
Mi experiencia como andera
comienza en 2003 cuando formamos cuadrilla de chicas para procesionar a San
Juan el Jueves Santo por la tarde. Casi nadie daba dos duros por nosotras, de
hecho llegó a nuestros oídos el comentario de que en la esquina de “La Buena
Estrella” había preparada una cuadrilla de chicos por si nosotras no podíamos y
se tuvieran que cambiar por nosotras. Afortunadamente, le dimos una vuelta por
todo lo alto y más de uno tuvo que morderse la lengua y comerse el orgullo,
aunque fueron pocos los que nos dieron la Enhorabuena.
De ahí, pasamos a San Pedro, un
Viernes Santo por la mañana. Hacía años que San Pedro no procesionaba y también
lo llevamos con la cabeza bien alta.
También nos atrevimos con la
Virgen María Santísima de la Redención, el Martes Santo del año de su
inauguración.
Luego la cuadrilla se empezó a
dispersar y cada una hizo lo que le pareció oportuno en ese momento. Algunas
dejaron de sacar santos y otras nos mezclamos con cuadrillas de hombres. Eso
también dio que hablar, porque la gente decía “¡bien podrá!, entre los chicos
se reparten el peso para que la chica no cargue tanto” y no es así. Aquí cada
uno soporta su peso, el que le corresponde y todos por igual, para eso nos
miden con anterioridad.
Tengo muy buenas experiencias y
me alegra formar parte de la historia de Semana Santa de Campo de Criptana. He
sido la primera mujer que ha portado un paso de palio. En 2011, me despedí de
esta aventura con un broche de oro: La Virgen de la Esperanza. Fue alucinante, mágico y maravilloso a la
vez. Es como si Ella me acompañase en cada momento. Aún lo recuerdo y se me
saltan las lágrimas. En 2015, en la procesión extraordinaria que se hizo con
motivo del 75 aniversario de varias hermandades, procesioné con el Cristo de la
Expiración invitada por todos mis compañeros que me animaban para que no me
retirase sin haber portado antes al Cristo.
Y hasta aquí mi historia. Me
alegra ver que cada vez hay más mujeres que portan imágenes y que ya es algo
que se ha normalizado en la sociedad y no se ve mal. Animo a todas las mujeres
que quieran llevar en andas alguna imagen, que no les de vergüenza y que no se
crean que no van a poder porque “querer es poder” y la Fe mueve montañas.
Cuando te pones debajo del anda hay algo que fluye y te rodea que te hace sacar
las fuerzas de donde no las hay y no permite que te vengas abajo.
Ánimo chicas!
40 años de vida cofrade, de vida en hermandad, dan para mucho más que un artículo. Alegrías, tristezas, decepciones, superaciones…experiencias acumuladas a lo largo de cuatro décadas que han marcado el reciente pregón de la Semana Santa 2022 de Campo de Criptana.
Un texto en el que la mujer ha tenido un papel prioritario por su gran aportación, a lo largo de los últimos años, al desarrollo, en positivo, de nuestra Semana de Pasión.
Mujeres cofrades, anderas, músicas, camareras, costureras, cocineras, comerciantes, amas de casa…que trabajan en pro de sus cofradías y hermandades y que junto con los varones, en perfecta armonía, engrandecen el patrimonio material e inmaterial de nuestra Cuaresma y Semana Santa.
Porque la mujer, aunque no haya tenido tanta visibilidad, ha tenido siempre un papel relevante en el devenir de la Iglesia en general y de las cofradías y procesiones de Semana Santa en particular.
En Campo de Criptana la incorporación de la mujer al mundo cofrade, en todas sus vertientes, ha tenido una evolución muy satisfactoria, especialmente a partir de la década de los 90. De hecho, en la actualidad son 30 las que forman parte de las juntas directivas de las seis cofradías de pasión, cerca de un centenar las que integran las bandas de música y muchísimas más las que cada año deciden ponerse debajo de un anda para portar una imagen. Mujeres que se ven y otras que no tanto y que en el interior de sus casas o negocios hacen una gran aportación a nuestra Cuaresma y Semana.
Afortunadamente y aunque la diferencia entre la participación de hombres y mujeres sigue siendo notable, cada vez son más las que se suman a este movimiento cofrade y cada vez menos los que ponen en duda nuestra capacidad para resolver correctamente las funciones que nos son encomendadas.
En mi caso, puedo declararme afortunada por ser la primera y única mujer, hasta el momento, de presidir una cofradía de pasión y la segunda en pregonar nuestra Semana Santa.
Una posición privilegiada que espero pueda ser compartida por tantas y tantas mujeres que luchan por sus convicciones cofrades en particular y en cualquier otro ámbito de la vida en general; porque como decía, la fe y el compromiso no distinguen de género y es vital romper esos prejuicios que aún quedan. Juntos somos más y más fuertes y por tanto más podemos hacer por fortalecer nuestras señas de identidad como personas y como cristianos.
SILVIA CASTIBLANQUE SÁNCHEZ
Hola mi nombre es Silvia y soy componente de la Banda Cristo de la Elevación desde Mayo de 2012. Cuando comencé mi andadura en la banda había otras 3 mujeres, las cuales en la actualidad no están en ella. Yo era la más pequeña y la que llegaba con un instrumento nuevo para la banda, la trompa.
Cuando tomé la decisión de apuntarme hubo miedo, incertidumbre, e interrogantes: ¿Cómo sería eso de procesionar tocando?, ¿Cómo serían los viajes?, ¿Dónde me cambiaría?, ¿Cómo vería la gente que me hubiera apuntado a una banda donde había tantos hombres y solo 3 mujeres? Pero todo eso se fue aclarando a medida que los meses pasaron. Nuevas compañeras se unieron a mí durante ese mismo año, haciendo todo más fácil. Las dudas se fueron dispersando y cada vez nos sentíamos más a gusto. Los primeros viajes llegaron y hubo que cambiarse de ropa. A los chicos en ocasiones les toca cambiarse en plena calle, pero a nosotras desde el comienzo nos cedieron el autobús para cambiarnos, y si tocaba cambiarse en un espacio cerrado, nosotras teníamos nuestra propia zona. Cosa que agradecimos desde un comienzo y seguimos haciendo.
Conforme pasan los años somos más, en la actualidad estamos unas 18 chicas y contando con las que han pasado durante estos años llegaremos a casi 30. Es un orgullo como mujer que cada vez les llame más la atención apuntarse y además desde pequeñas.
En mi caso desde bien pequeña me ha gustado la banda y la semana santa, pero al no haber chicas no daba el paso. Fue una chica de fuera la primera en apuntarse y desde ahí fuimos yendo en cascada. Los primeros años sí que la gente se extrañaba de que fuéramos chicas, recuerdo que nos contaban, o nos hacían el comentario de “¡Anda este año vais más!”. Creo que hoy en día ya se ve como algo normal.
En mi opinión se ha ido evolucionando a mejor y somos unas más de la banda y nuestros comentarios son escuchados. Además, desde hace varias legislaturas hay presencia de mujeres en la junta directiva de la banda, lo cual considero que siempre es beneficioso. En este año que la banda estrena uniforme, el ser mujer se ha tenido en cuenta a la hora de hacer los nuevos trajes, y así llevar nosotras un traje hecho a nuestra medida y con la forma del cuerpo femenino.
A día de hoy la mujer está teniendo más relevancia en el ámbito de la Semana Santa y de las bandas de cornetas y tambores, pero aún sigue haciendo falta que las mujeres y niñas que les gusta este ámbito se animen a participar de él. ¡Buena Semana Santa para tod@s!